martes, octubre 31, 2006

LA MONTAÑA AMARILLA

Huang Shang (la montaña amarilla), es una de esas maravillas naturales que se pueden encontrar en China. Aunque no figure entre las montañas sagradas chinas, ha tenido una gran importancia, y escritores, pintores e intelectuales la han visitado en busca de inspiración. Los políticos, por supuesto, tampoco han dejado pasar la oportunidad para sacarse una foto en semejante paraíso natural.

Deng Xiaoping en la Montaña Amarilla.
No pude evitar la tentación.

Las montañas chinas suelen sorprender nuestros ojos occidentales. Allí las montañas son más escarpadas, la vegetación toma la forma de los bonsáis y las piedras parecen adquirir personalidad propia. En Huang Shang la niebla es además muy importante: aparece y desaparece como por arte de magia, escondiendo y descubriendo parajes que ni siquiera habíamos imaginado. Además, las piedras han recibido el nombre de los animales a los que se parecen (la piedra del leon, la piedra del tigre, la piedra de la cabeza de conejo...) y los senderos tienen nombres taoístas o budistas muy sugerentes.

Visitar las montañas nos permite comprender la pintura y la filosofía chinas. Al contrario de lo que sucedió en Occidente, donde el hombre tomó todo el protagonismo, en China la naturaleza ha sido durante siglos la protagonista del arte. Siguiendo las ideas taoístas –entre otras-, el paisaje se convirtió en la más alta expresión del arte, y las montañas, los árboles o riachuelos fueron la forma de expresar la tristeza, la alegría o la desilusión. Un paseo por alguna de estas cimas nos permite vivir la fascinación que sintieron los chinos por sus montañas.

The Simple Retreat, Dinastía Yuan (1279–1368).
Wang Meng

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