LA POSIBLE DEMOCRATIZACIÓN DE HAMÁS
La victoria de Hamás en las elecciones palestinas ha dado un nuevo vuelco a la situación política de la zona. Ante la inestabilidad creada por la hospitalización de Sharon y las nuevas elecciones israelíes, la mayoría conseguida por Hamás (considerado un grupo terrorista por EE.UU., la UE e Israel) parece poner las cosas más difíciles para una posible paz.
Sin embargo, tal vez podría darse la vuelta a la tortilla. La reciente moderación de Hamás y su entrada en el juego político (con una responsabilidad muy grande) podría acabar con la lucha armada y orientar a esta organización por los cauces democráticos. Su victoria en las elecciones podría calmar los ánimos de los líderes más radicales e imponer en la formación a los grupos más moderados. Tal vez ahora que ha conseguido el control del Parlamento, Hamás se dé cuenta de que sale más rentable la movilización política que la militar (sobre todo teniendo en cuenta que la administración palestina depende de las ayudas internacionales).
Frente al encono del gobierno israelí (perfectamente entendible, por otra parte), tal vez las organizaciones internacionales deberían esforzarse más en ayudar a Hamás en su democratización que en repudiarla. Aunque, evidentemente, si no hay un cambio por parte de Hamás, las cosas se pueden complicar mucho. Como declaró Simon Peres: "No estamos luchando contra un nombre, estamos luchando contra una situación. Si la situación cambia, entonces, ¿cuál es el problema con el nombre?"
Sin embargo, tal vez podría darse la vuelta a la tortilla. La reciente moderación de Hamás y su entrada en el juego político (con una responsabilidad muy grande) podría acabar con la lucha armada y orientar a esta organización por los cauces democráticos. Su victoria en las elecciones podría calmar los ánimos de los líderes más radicales e imponer en la formación a los grupos más moderados. Tal vez ahora que ha conseguido el control del Parlamento, Hamás se dé cuenta de que sale más rentable la movilización política que la militar (sobre todo teniendo en cuenta que la administración palestina depende de las ayudas internacionales).
Frente al encono del gobierno israelí (perfectamente entendible, por otra parte), tal vez las organizaciones internacionales deberían esforzarse más en ayudar a Hamás en su democratización que en repudiarla. Aunque, evidentemente, si no hay un cambio por parte de Hamás, las cosas se pueden complicar mucho. Como declaró Simon Peres: "No estamos luchando contra un nombre, estamos luchando contra una situación. Si la situación cambia, entonces, ¿cuál es el problema con el nombre?"
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