CHINA - UE
La relación entre China y la UE muestra una vez más los problemas de la Unión en su dimensión internacional: no hay una política única y dirigida, sino veinticinco. Frente al reto del gigante asiático, la UE no consigue ponerse de acuerdo y sus negociaciones están basadas en acuerdos individuales con los principales países europeos (Reino Unido, Francia y Alemania).
Frente a un EE.UU. que ve el ascenso de China como una amenaza para sus intereses en el Pacífico, la UE se mantiene en una situación dubitativa. Los derechos humanos, el miedo a una China muy poderosa militarmente (¿se acabará finalmente con el embargo de armas?) o una visión únicamente económica de China ponen trabas a una relación más estrecha entre las dos potencias. Aunque las relaciones comerciales ya son muy importantes, aún queda mucho camino por andar en una alianza que puede marcar la globalización del siglo XXI.
El informe del Real Instituto el Cano. Su conclusión (merece la pena echarle un vistazo a todo el documento):
Si la apertura de China es entendida correctamente, podría servir como catalizador para la profundización del proceso de integración europea. La Unión Europea, que se encuentra en la actualidad en un momento especialmente crítico de su historia, debe ir más allá en sus relaciones con China y alejarse de una perspectiva que vea al gigante asiático simplemente como una amenaza o una oportunidad económica. La interacción entre los dos extremos del continente eurasiático puede ser altamente beneficiosa para ambas partes.
Frente a un EE.UU. que ve el ascenso de China como una amenaza para sus intereses en el Pacífico, la UE se mantiene en una situación dubitativa. Los derechos humanos, el miedo a una China muy poderosa militarmente (¿se acabará finalmente con el embargo de armas?) o una visión únicamente económica de China ponen trabas a una relación más estrecha entre las dos potencias. Aunque las relaciones comerciales ya son muy importantes, aún queda mucho camino por andar en una alianza que puede marcar la globalización del siglo XXI.
El informe del Real Instituto el Cano. Su conclusión (merece la pena echarle un vistazo a todo el documento):
Si la apertura de China es entendida correctamente, podría servir como catalizador para la profundización del proceso de integración europea. La Unión Europea, que se encuentra en la actualidad en un momento especialmente crítico de su historia, debe ir más allá en sus relaciones con China y alejarse de una perspectiva que vea al gigante asiático simplemente como una amenaza o una oportunidad económica. La interacción entre los dos extremos del continente eurasiático puede ser altamente beneficiosa para ambas partes.
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