OTTAWA, EL CORAZÓN POLÍTICO DE CANADÁ
Si no fuera por el Parlamento, decidido construir aquí por antojo de la Reina Victoria, Ottawa sería una triste ciudad de pocos miles de habitantes. Sin embargo, Parliament Hill, la pequeña colina sobre la que se sitúa el Parlamento, es uno de los monumentos y lugares más importantes de Canadá. Aquí se encuentran el Congreso (House of Commons) y el Senado canadienses, donde se deciden las políticas de todo el país.
Después de admirar las múltiples estatuas y homenajes a personajes históricos del país, decidí entrar al Congreso de Canadá. Allí se estaba discutiendo sobre algunos temas menores como el etiquetado de las botellas alcohólicas. Sin embargo, al poco rato comenzó la sesión de control de gobierno. Los asientos vacíos dieron paso a un Congreso repleto, donde el único sillón libre era el del primer ministro liberal, Paul Martin. Inmediatamente comenzó un debate encendido, acalorado, de una intensidad que sería impensable en el Parlamento español. Los asientos se sitúan todos a la misma altura y la oposición y el gobierno se encuentran frente a frente. Los turnos de réplica son cortos y fulminantes. El debate se convirtió en una muestra de inteligencia y vigor que ponía a prueba a TODOS los parlamentarios.
Yo estaba allí, en mi asiento, totalmente anonanado. Parecía que de un momento a otro el líder de la oposición, el conservador Stephen Harper, iba a recorrer los escasos dos metros que le separaban del Gobierno y a morderles en la jugular uno a uno mientras sus compañeros de partido daban palmas. El ruido creado por los conservadores era tan alto que casi todos teníamos que recurrir a los auriculares para seguir el debate.
Estuve en el Congreso un par de horas disfrutando de tanta intensidad. Tenía la sensación de que estaba asistiendo a una sesión histórica, una de esas ocasiones que pasan a los anales de la historia parlamentaria. Un debate de tanto calibre e intensidad tenía que acarrear consecuencias políticas.
Al día siguiente compré los periódicos para ver lo que decían del tema. Casi no hablaban del asunto. Una reseña como la que habían hecho el día anterior y como la que harían el día siguiente. Definitivamente, no había más que presenciado otra sesión más.
Después de admirar las múltiples estatuas y homenajes a personajes históricos del país, decidí entrar al Congreso de Canadá. Allí se estaba discutiendo sobre algunos temas menores como el etiquetado de las botellas alcohólicas. Sin embargo, al poco rato comenzó la sesión de control de gobierno. Los asientos vacíos dieron paso a un Congreso repleto, donde el único sillón libre era el del primer ministro liberal, Paul Martin. Inmediatamente comenzó un debate encendido, acalorado, de una intensidad que sería impensable en el Parlamento español. Los asientos se sitúan todos a la misma altura y la oposición y el gobierno se encuentran frente a frente. Los turnos de réplica son cortos y fulminantes. El debate se convirtió en una muestra de inteligencia y vigor que ponía a prueba a TODOS los parlamentarios.
Yo estaba allí, en mi asiento, totalmente anonanado. Parecía que de un momento a otro el líder de la oposición, el conservador Stephen Harper, iba a recorrer los escasos dos metros que le separaban del Gobierno y a morderles en la jugular uno a uno mientras sus compañeros de partido daban palmas. El ruido creado por los conservadores era tan alto que casi todos teníamos que recurrir a los auriculares para seguir el debate.
Estuve en el Congreso un par de horas disfrutando de tanta intensidad. Tenía la sensación de que estaba asistiendo a una sesión histórica, una de esas ocasiones que pasan a los anales de la historia parlamentaria. Un debate de tanto calibre e intensidad tenía que acarrear consecuencias políticas.
Al día siguiente compré los periódicos para ver lo que decían del tema. Casi no hablaban del asunto. Una reseña como la que habían hecho el día anterior y como la que harían el día siguiente. Definitivamente, no había más que presenciado otra sesión más.
1 Comments:
Un Parlamento en el que se parlamenta... hace muchos años que no vemos eso en España.
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