EL FUTURO DE ASIA
Delfín Colome publica hoy en El País un artículo que analiza con mucho sentido común los problemas y oportunidades a las que se enfrenta Asia y el papel de Europa en el siglo XXI. Esto es sólo una muestra:
Con el desarrollo consolidado de Japón, Corea, Singapur o Taiwán, los espectaculares tirones de China o la India, el aparente conjuro de los males que llevaron a la crisis del 97, se está manifestando, entre los propios asiáticos, una ostensible generación de confianza. Y todo ello hace que miren a Europa como si fuera una vieja dama, digna -eso sí- pero con sus días contados; además de asustada por el rosario de prejuicios que la atenazan: las deslocalizaciones industriales, la invasión de textiles -por ejemplo- y otros productos elaborados a ínfimos costes, los métodos ilícitos en el uso de los copyrights o el descontrol de un medio ambiente que puede tener repercusiones globales.
Cierto es que, hoy por hoy, no hay otro sitio en el mundo como Asia, donde las cosas se mueven a una velocidad de vértigo. Pero contrapesar el desarrollo asiático con una cierta esclerotización de Europa tiene sus riesgos. Como dice un milenario refrán chino, "cada hogar tiene sus propios dolores de cabeza". [...]
Europa tiene que ser, desde ahora, mucho más proactiva en Asia, no sólo pensando en ganar dinero, sino en cómo implicarse más en todos los sectores del desarrollo asiático; el educativo entre ellos, facilitando más becas, articulando erasmus euro-asiáticos, posibilitando más y mejores conexiones y alianzas -con sentido totalmente estratégico- entre sus sociedades civiles y las asiáticas. [...]
Pero, sobre todo, sin temer que el XXI sea el siglo de Asia, que ojalá así fuera, porque ello no tiene que ser nada malo para Europa que, como decía Paul Valéry, "no es más que un pequeño accidente geográfico en un rincón de ese inmenso continente que es Asia".
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