jueves, junio 23, 2005

DEFENSA DE TELECINCO Y LA FÓRMULA 1

Íñigo Sáenz de Ugarte, normalmente al cargo de otros asuntos, salta a la Fórmula 1 para defender el papel de Telecinco y la suspensión de la carrera de Estados Unidos el pasado fin de semana. El papel de la cadena privada en la retransmisión de la Fórmula 1 cada es más conflictivo:

La retransmisión de Indianápolis había dejado sin espacio en la parrilla de Telecinco a la información sobre las elecciones gallegas. Después de que los comentaristas explicaran del derecho y del revés todo lo que había ocurrido, Telecinco decidió ofrecer el informativo encabezado con lo que estaba pasando en Galicia y con varias conexiones con Indianápolis.

Habrá aficionados de Ferrari que no estén de acuerdo, pero creo que lo que estaba ocurriendo en Galicia era mucho más importante que ver a los dos coches de Ferrari desfilar por el asfalto vacío de Indianápolis.

Hay lectores que han acusado a Telecinco de estar preocupada sólo por el dinero. Algunos se han rasgado las vestiduras al creer que han descubierto que esta cadena tiene un interés económico al retransmitir la Fórmula 1. Intentan ganar dinero con las carreras, exclaman indignados, tal y como lo hacía el capitán Renault (bonita coincidencia) en “Casablanca” al saber que en el bar de Rick se jugaba a la ruleta.

Bien, no hablo en nombre de nadie, pero me temo que hay alguien que está equivocado. Una televisión privada no es una ONG ni una institución benéfica sin ánimo de lucro ni una federación deportiva. Las empresas privadas existen para ganar dinero y lo consiguen cuando sus clientes, los espectadores, están contentos.

[...]

Por una vez, la primera parte del imperativo económico no se cumplió. Contra lo que piensan algunos espectadores, Telecinco perdió dinero ayer. No emitió anuncios durante la “carrera”, porque entendió que lo que se estaba viendo no era una auténtica carrera. Supongo que no quiso engañar a sus anunciantes.

Tampoco quiso engañar a los espectadores, aunque algunos tienen motivos para sentirse decepcionados. Pero deberían saber que la televisión es un medio de comunicación de masas. Apela a la mayoría, porque sólo con la mayoría el negocio (y no en el sentido peyorativo de la palabra) puede existir.