ADIÓS CHIRAC: GRAN AMIGO, MAL PRESIDENTE

Se fue Jacques Chirac. Tras 12 años como presidente de la República, el hombre de centro derecha, un superviviente de todas las batallas políticas de los últimos cuarenta años, dice adiós. Un "au revoir" que vuelve a poner sobre la mesa sus virtudes y sus defectos: simpático y gracioso, amante del buen vino y las mujeres, cercano a la gente... pero un mal presidente...

Su última intervención sirvió para ejemplificar todo esto. No habló de su legado, ni de sus medidas políticas, ni de sus grandes logros. Fue una despedida personal (tal vez lo único en lo que ha triunfado), en la que declaró "amar a los franceses", "a la gran Francia", y defender valores como la paz, la diversidad cultural y el ecologismo. Muchos supuestos valores para un presidente que siempre manejó mejor la palabra que los hechos.

Chirac, apodado "Camaleón Bonaparte", supo cambiar de valores y medidas según sus intereses políticos. Pocos han ejemplificado tan bien como él lo que es un político en el sentido profesional de la palabra: el de engañar a los ciudadanos, hacer grandes discursos vacíos de hechos y ganar elecciones. Siempre supo maniobrar para situarse en la cresta de ola y liderar a su grupo político.

Su herencia puede ser la victoria de Sarkozy en las próximas elecciones, con quien ha tenido muchos problemas, pero precisamente por sus semejanzas. Sarkozy creció junto a Chirac, fue a su lado que escaló posiciones en la UMP, y bajo su Gobierno de los últimos 5 años cuando se ha consolidado como el más fuerte del centro derecha. Pero sobre todo, Sarkozy recogerá su forma de hacer política: la versatilidad de las políticas dependiendo del momento y la ambición de llegar a lo más alto a cualquier precio.

[Su capacidad para mentir le valió en los Guignols el famosísimo mote de "súper mentiroso", protagonizando episodios gloriosos... Aquí la introducción de esta serie de tanto éxito en Francia...]





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