ALEMANIA, UN FUTURO MUY NEGRO

El Mundo

La derrota del Partido Socialdemócrata (SPD) a manos de la Unión Democristiana (UCD) en Renania del Norte-Westfalia supone el penúltimo paso del cambio de poder en Alemania. No hay más que echar un vistazo al mapa para comprobar el vuelco electoral que se ha producido en los últimos años.

Vía Desde el exilio

Ante la importante derrota de su partido en Renania del Norte-Westfalia, feudo socialista desde hacía 39 años y la región más industrializada del país, Schröeder ha decidido lanzarse a la desesperada y convocar elecciones para el próximo otoño. Schröeder siempre se ha crecido ante las adversidades y es un poco un político milagro. Pero parece que sus días como canciller, ahora sí, ya están contados.

La posible llegada al poder de la Unión Democristiana (CDU) no promete muchos cambios. Sus máximos dirigentes han declarado que "un día menos de Gobierno rojiverde es un buen día para Alemania", pero posiblemente los conservadores alemanes sigan, aún con más rigor, con los recortes sociales de Schröeder.

El aumento del paro y el hundimiento de toda su economía han provocado una crisis sin precedentes en Alemania. El país del acero y la tecnología, que se había convertido en un modelo de reconstrucción y desarrollo, parece que tiene que poner freno a su estado del bienestar. Las empresas se van a otros países para pagar salarios más bajos, el gobierno reduce todas sus ayudas y los trabajadores renuncian a sus derechos con tal de no perder sus puestos de trabajo.

Pero lo peor de todo es que la situación parace no tener solución. Según muchos alemanes, simplemente no se puede. No se puede vivir tan bien como se vivía antes. No se pueden tener universidades tan baratas. Ni salarios tan altos. Ni prestaciones sociales tan elevadas. El estado del bienestar se tambalea en Alemania.